Me llamo Enrique Martinez, tengo 45 años y soy arquitecto. Desde hace 12 años estoy involucrado con el tema de las clásicas y especialmente en el asunto de las Benelli.
Exactamente nunca sabes como empiezas pero enseguida te das cuenta de que estas dentro. El hecho de que mi familia durante tres generaciones haya estado viviendo en la zona norte de Marruecos, en la provincia de Tetuan, ha marcado de forma muy particular mis vivencias en general y con respecto a las motos en particular.
La provincia de Tetuan ha sido desde principios de siglo y hasta el año 1956, tan española como es hoy Ceuta o Melilla (ya veremos cuanto les queda de ser cristiana), y no tenía las limitaciones de importación sobre productos extranjeros como las que había en la península.
Durante el año estudiaba en un colegio de Málaga y las vacaciones las pasaba en mi casa de Larache con el resto de mi familia. En Málaga las pandillas las formábamos bandadas de Vespinos, Vespas,alguna Bultaco Junior, Lobito y Cotas 74. En Larache la cosa tenía otro color: Yamahas, Hondas y Suzukis de hasta 125 cc, de carretera y motocros eran nuestras armas. Realmente la diferencia era brutal y cuando volvía de las vacaciones no podía comprender la falta de interés en mejorar la producción nacional tan espartana y mecánicamente tan anticuada.
Todas estas experiencias de juventud marcan nuestra actitud hacia el futuro, por lo que cuando llega el momento de recapacitar, decido recuperar aquellos tiempos a través de aquellas motos que me hacían soñar en los escaparates de Tanger, Tetuan o Málaga.</blockquote>